24 mar 2013

La lucha por el derecho al aborto en el país más desigual del mundo


La lucha por el derecho al aborto en el país más desigual del mundo

Chile, hace ya varios años, se debate entre legislar o no acerca de uno de los derechos esenciales de toda mujer, derecho que no se contemplan en ninguna de sus formas en la actual legislación: el aborto. Esto no es raro si hacemos un repaso de la actual situación que lleva el país.
Chile se encuentra disfrazado por una sensación de bienestar económico que, por sobretodo, mantiene en manos de unos poco la decisión de personas libres a quienes el Estado debería garantizar su bienestar y dignidad.
Según cifras oficiales, el crecimiento del país durante 2012, alcanzó un 4,4 %, esperándose que rodee el 5,1 % este 2013[1].  Pero para la gran mayoría, el impacto de este crecimiento solo se refleja en la creación de puestos de trabajos mal remunerados, y no en el establecimiento de mejores políticas para el bienestar de los ciudadanos comunes y corrientes. En Chile hay empleos, pero el debate de una mejor educación y salud aún se mantiene así, tan sólo en un debate.
Chile, el país más desigual del mundo en materia económica, según confirma un reciente estudio que recoge datos del SII (Servicio de Impuestos Internos) y la encuesta CASEN (encuesta de Caracterización Económica Nacional), y que señala, en palabras de los investigadores que ““el 1% más rico de Chile recibe 2,6 veces más ingresos como proporción del ingreso total del país que lo que en promedio recibe el 1% más rico en los siete países para los cuales existen datos que incluyen ganancias de capital para el periodo considerado. Más aún, mientras que el 0,1% más rico en Chile se lleva cuatro veces más que el promedio de la muestra de países, el 0,01% más rico se apropia de casi  seis veces (5,8) de la proporción de la que se apropia el 0,01% más rico en los otros seis países de la muestra”[2].
Según datos de la última CASEN, la pobreza en Chile afecta con mayor fuerza a mujeres y niños, dejándolos como los más vulnerables del sistemas, sobretodo en el caso de las jefas de hogar. La pobreza de las mujeres llega a un 15,5 %, mientras que en los hombres a 13,3 %.
Las críticas a la CASEN de 2012 fueron múltiples y polémicas; se acusó al gobierno de maquillar cifras, de no contrastar los números con el estrepitoso aumento en el precio de los alimentos, de no tomar en cuenta el margen de error de la encuesta, etc. polémicas varias, pero la pobreza femenina sigue siendo el dato que no cambia, y que de ser más estrictos, podríamos caracterizarlo aún peor.

El panorama del jaguar latinoamericano

¿Es de sorprendernos que  ese 1 % sea parte de los sectores más conservadores de Chile, esos mismo que hacen un llamado y todo el lobby posible para respetar 'la vida', negándose históricamente a legislar por sobre asuntos como el aborto y la eutanasia?
No es casual que en Chile, los más influyentes conservadores, son los mismos que ostentan la mayoría del poder económico. Tanto en la cámara baja, como en la senatorial, los partidos de derecha, representados por la Unión Demócrata Independiente, Renovación Nacional, bancadas representantes del actual gobierno de derecha, y la Democracia Cristiana, partido de oposición, cada vez que se ha intentado legislar en estos temas ‘valóricos’ sobre la vida- anticonceptivos, preservativos, píldora del día después, aborto, etc.- se ha opuesto rotundamente, apelando  al respeto a su filiación religiosa, aliándose con la voz de la iglesia en este aspecto. La mayoría de estos parlamentarios son activos empresarios, accionistas, hombres de negocios del 1 %, y de no serlo, representan a aquellos al momento de legislar. La iglesia se las ingenia para que su voz repercuta y, hasta el momento, sea mandatoria como política de estado.
Esos mismos pro-vida que se alinean para la defensa de la vida, los mismos que se alinean para el saqueo del país, como es el ejemplo de la ley Longueira de pesca-que lleva ese nombre en honor al ministro que la llevó a cabo-, ley que permite que seis familiar del país se empoderen de casi la totalidad de los recursos marinos, dejando con prácticamente nada a miles de pescadores artesanales a lo largo de las costas del país[3], o todos los proyectos de explotación energética y minera que se han llevado a cabo en las últimas dos décadas, proyectos que no se condicen con el respaldo a la vida, menos aún a una buena vida, sino más bien a intereses económicos de minorías. Estos son solo ejemplos de cómo los pro-vida, son los mismo que gestionan los proyectos de ley para la gran industria y monopolios económicos.
Ahora, ser mujer en Chile es una condena a la desigualdad. Lejos queda la idea de los jaguares de América Latina  que nos dio la ilusión de la bonanza económica impulsada por el modelo neo-liberal impuesto por la dictadura de Pinochet en la década de los ochentas. Para las mujeres la situación se ha tornado distinta, pero no mejor.
Recientes estudios muestran un incremento en el embarazo adolescente, incremento que repercute, casi por triste obviedad, en las clases más pobres. Según cifras presentadas a finales de 2011 por el Ministerio de Desarrollo Social, se indica que 40.000 de 250.000 niños nacidos en Chile, son hijos de madres entre 10 y 19 años, y de estos, el 65 % pertenece al 40 % más pobre de la población. Solo el 1 % corresponde al 20 % más rico. Según cifras de la ONU, 1 de cada 4 adolescentes será madre. El problema traspasa el límite de lo meramente económico, transformándose en un problema de políticas educativas. ¿En qué se está educando a nuestros jóvenes con respecto a su sexualidad?
Chile carece de una política efectiva para evitar los embarazos no deseados. A los ciudadanos se les tramita en los consultorios y hospitales públicos desde los condones, hasta la píldora del día después, en las escuelas simplemente no se entregan, ahí también se les dice a los padres que hablen con sus hijos, en vez del Estado hacerse cargo de una política igualitaria, pero en Chile difícilmente se cuenta con educación pública, casi toda está privatizada y hay libertad de enseñanza. En un gobierno de derecha conservadora, -otrora mano derecha de la dictadura militar- es necesario y no imposible, abrir la discusión sobre legislar para garantizar el derecho al aborto.
La discusión con respecto al aborto, luego del retorno a la democracia, ha estado presente en reiteradas ocasiones.   Según una encuesta de Miles Chile, el 70 % de la mujeres está a favor que se legisle por sobre el aborto terapéutico, pero aun así, ya el año 2011, Sebastián Piñera amenazó con veto presidencial en caso de aprobarse cualquier ley de este tipo. El aborto sigue prohibido y tipificado como delito de no ser espontáneo[4].
El gobierno de derecha conservadora liderado por Sebastian Piñera, presidente y multimillonario empresario, en la voz del ministro de salud, Jaime Mañalich, manifestó en estos días-al igual que en un sin fin de otras ocasiones las últimas décadas- que si se legisla por sobre el aborto, como ha sido solicitado nuevamente esta semana por organizaciones sociales en voz de parlamentarios de oposición, es decir, tan sólo sobre el aborto en casos de violación, incestos, cuando peligre la vida de la madre o la vida del feto sea inviable, lo que se está pidiendo es un aborto eugenésico. En palabras del mismo Mañalich, estaríamos hablando de un aborto "eugenésico, que quiere decir que en determinadas condiciones, en que la vida de este niño no puede seguir adelante entonces debemos asesinarlo, las cosas hay que decirlas por su nombre".

Ser madre en Chile, un camino con muy poca posibilidades de elección

Ser madre, se pinta como bendición que debe ser siempre bien recibida,- según el discurso que prima en las voces de grupos ligados al catolicismo, religión de la mayoría censada, religión aliada de la mayoría de ese 1 % tan poderoso - pero no puede ser de esta manera si: (i)la mujer no quiere; (ii) pone en peligro la propia vida de la madre; (iii) la condena a una pobreza no solo material, sino que educacional también; (iv) le impone el rol de madre por sobre el de ser mujer en la forma que ella quiera, y lo que es más grave, (v) le impone una determinada ideología de la cual ella puede o no formar parte-católica por sobre todo.

Poder, conservadurismo y el futuro para una ley de aborto

Entrelazar la concentración del poder del económico en Chile con la legislación del aborto no es azaroso, más aún si la mediamos con la intervención constante de la iglesia católica. La relación entre las esferas del poder económico y la institución paradigmática del conservadurismo en temas morales no es nueva. Cada vez que se abre una oportunidad de discutir el aborto en sus diversas formas y posibilidades,- el caso actual es de aborto terapéutico en casos especiales, tales como de violaciones, incesto, peligro de vida de la madre o inviabilidad fetal- la mano de la iglesia preponderante en el país no hace esperar.
La discusión de nueva nada tiene. Ya el año 1994, el Instituto Guttmacher entrega el primer estimativo serio sobre las cifras de abortos clandestinos en Chile: 160 mil abortos anuales, siendo entre 115 mil y 120 mil realizados a mujeres católicas y pobres. Hoy por hoy, a casi dos décadas, éste es el único estudio serio con el que se cuenta.
Que una ínfima parte de la sociedad chilena concentre la riqueza de toda una nación es aberrante, pero que esa minoría se asocie con la religión que agrupa a la mayoría de la nación, confabulándose para boicotear cualquier intento por legislar en el asunto es aún peor. Las mujeres no son sólo ya las más pobres, sino que se les es negado el derecho de decidir sobre sus vientres, incluso en casos extremos de violación y la continuidad de su propia vida.
El poder de las elites económicas en el debate del aborte se concentra, principalmente, en el lobby parlamentario, en educación y salud. Recordemos que en Chile, el estado financia gran parte de la educación y la salud es financiada por el estado, pero son los privados quienes la manejan a su antojo, dejando, en el caso de la educación, a la iglesia gran parte del trabajo, por lo tanto gran parte de los jóvenes solo son instruidos en un llamado a la abstinencia y a preguntarle a sus padres.
El discurso de los pro-vida, parlamentarios, organizaciones de jóvenes católicos como “Siempre por la Vida” y la iglesia; el discurso un gobierno abiertamente católico y que no respeta su separación con el estado chileno; cifras de abortos clandestinos donde la integridad de la mujer es degradada y puesta en peligro, nos dan para pensar que la perversa relación que existe entre el poder del dinero y la fe  en un país que mantiene al derecho de toda mujer a abortar en la ilegalidad y el tabú. Son los más pobres, sobre todo mujeres, quienes pagan con las consecuencias de este acallar. Se estima que la cifra de abortos clandestinos no ha bajado, si no que se podría haber incrementado, y quien posee mayores recurso, podría procurarse condiciones más idóneas que quien los tiene por más escasos. Difícil es entregar datos desde la clandestinidad.
 Con las altas cifras de embarazo adolescente y sus consecuencias sociales en el largo y corto plazo, Chile debe entrar en un proceso donde las consideraciones de grupos religiosos o ideológicos determinados deben ser puestas en segundo plano al minuto de entrar a tratar políticas públicas, en este caso de sanidad y salud, luego de eso, viene la libertad de cada uno de los sujetos. Según el último Senso y encuesta CEP (Centro de Estudios Públicos), el porcentaje de declarados católicos en Chile se calcula entre un 70 y 72 %, pero aunque fuesen el 99,9 % de la población, los temas valóricos y concepciones morales no debiesen interponerse en lo que respecta al Estado, el cual debe proporcionar las condiciones idóneas para el cuidado y buen vivir de sus ciudadanos, incluyendo el derecho a elegir por sobre su propio cuerpo,  con esto se permitiría no relegar las prácticas abortivas a la clandestinidad.
La pelea por la distribución de Postinor 2, la píldora del día después, se ganó a medias, dado la burocracia y  resquemor de la autoridad a entregarla es evidente. Hasta el día de hoy las opciones para obtenerlos son: o demostrar que uno ha sido abusada o cargar con una receta médica que cualquier ginecólogo con criterio la debiese entregar. Esto parece inconcebible si su distribución y repartición fue aprobada por el congreso el año 2007. En los municipios de derecha la situación se torna aún más compleja.
 La educación sexual de los jóvenes en Chile es prácticamente inexistentes;  preservativos y control de natalidad no son incentivados como parte de las políticas públicas para prevenir el embarazo adolescente y las Enfermedades de Transmisión Sexual, la perversa mano de la iglesia aún aparece como la principal causante del resquemor a promover su uso y sana socialización, claro, ellos manejan gran influencia en este ámbito. Lo que se debe y no hacer con el cuerpo se lleva a las aulas donde ya todos notan que la absurda idea de la 'abstención sexual' no fue, ni nunca será.
El futuro para legislar una ley de abortos en las condiciones que está siendo presentada hoy debiese llegar a buen puerto, pero el problema al que se enfrenta es el mismo de siempre: los poderosos, los ricos y las ideologías, todos unidos para truncar y rebatir lo irrebatible. Ya la semana pasada, en un esfuerzo por contrarrestar una nueva iniciativa para legislar, el precandidato presidencial, Andrés Allamand, propuso un bono para las madres adolescentes, alegando que había que premiarlas por no haber abortado.
Chile, el país más desigual del mundo se debe, en pos de la igualdad, intentar sacar adelante una ley de aborto que saque de la clandestinidad una práctica que es, por sobre todo, el derecho de cada mujer para decidir sobre su propio cuerpo.


[1] http://www.gob.cl/cumplimiento/crecimiento/crecimiento.html
[2] http://www.elmostrador.cl/noticias/pais/2013/03/22/chile-es-el-pais-mas-desigual-del-mundo/
[3] http://www.elciudadano.cl/2012/11/29/60898/ley-longueira-senado-paso-aplanadora-y-aprobo-todo-los-articulos-favorables-a-industriales/
[4] Código Penal de Chile de 1984: artículos 342 a 345 y Código Sanitario: artículos 119 y siguientes.

No hay comentarios:

Publicar un comentario