28 oct 2013

De primavera a otoño en el cono sur (cuento)

Quiero escribir en tiempos imaginarios para no molestarte
Quiero jurar que ir te he dejado
para esta noche ser en embriaguez con otras figuras
Quiero escribir sin envilecer tu ausencia
aunque el frío de este carnal tiempo es demasiado real

Cuando pasa y vuelve, quiero
Cuando quiero
vuelves y se van
las mortuorias estaciones de este momento inventado

El alma inexistente reclamándote
queriendo su candorosa primavera
pero solo la haz dejado llorar con los amigos
sintiendo el frío Agosto en un Diciembre caluroso

todo por esa noche en que la despojaste de sus mantas.

***
Deben haber sido eso de las 00.00 am. Debe haber sido una de esas típicas noches de Diciembre en la costa: frescas y ventosas, con el mar crujiendo quejumbrosamente a lo lejos. Consuelo habrá tenido unos diez u once años como máximo, Esteban unos quince. Dos años de orfandad los habían llevado al abrigo de esa calle olvidada; con sus tragos y pichicateos prematuros; a esa cofradía donde otros iguales que ellos también habían sido omitidos y dejados al amparo de las moiras.

Esteban embarazó a Muriel. Muriel, sin mediar aviso, partió esa mañana en un bus con destino al sur, quizás para buscar algo que en tiempos pretéritos pudo llamar familia, o quizás para buscar un paliativo al problema. Nadie le supo decir con claridad a Esteban.



Sacó de su roída mochila unos llaveros que le quedaban por vender. Salió a la calle y se subió a incontables micros hasta que logró deshacerse de todos. Aún era temprano, así que macheteo en la esquina de siempre por unas cuantas horas. Tanteó su bolsillo y calculó que debía tener unos ocho mil pesos: el día le había sonreído. Fue al supermercado para comprar leche, pan y lo que alcanzara de fideos, y así se fue la mitad de la plata. Caminó un buen rato antes de volver a la calle olvidada. Para cuando llegó, Consuelo dormía, los otros cantaban y conversaban. Entró al rincón que habían acaparado como hermanos. Dejó las bolsas a los pies de ella, sacó su mochila, de pasó le arrebató suavemente la manta que lo cubría desde quién sabe. Consuelo despertó, pero no abrió los ojos. Esteban no quiso despedirse.

7 oct 2013

De primavera a invierno en el cono sur

Quiero escribir en tiempos imaginarios para no molestarte
Quiero jurar que ir te he dejado
para esta noche ser en embriaguez con otras figuras
Quiero escribir sin envilecer tu ausencia
aunque el frío de este carnal tiempo es demasiado real

Cuando pasa y vuelve, quiero
Cuando quiero
vuelves y se van
las mortuorias estaciones de este momento inventado

El alma inexistente reclamándote
queriendo su candorosa primavera
pero solo la haz dejado llorar con los amigos
sintiendo el frío Agosto en un Diciembre caluroso

todo por esa noche en que la despojaste de sus mantas.


3 oct 2013

Lo que murmuran las intenciones

El rumbo que da la tinta
cuando baila sobre el papel
descubren en quien escribe
el cómo, el qué y el cuándo
que modela su precario hacer.

El rumbo que da la mano
a ese lápiz clonado por la orbe
a esos sueños irrealizables
develan las más puras mentiras siempre anheladas.

El rumbo que toma el cuerpo que al lápiz sostiene
reafirma todo aquello jamás escrito
lo más desagradable
las más ciertas verdades.