Traspasada
por un neutrino fantasmal y evasivo
nadie se percató de cual era la justa medida de inocencia
al alero de las pérdidas
Cegada
por azulosos y candentes fuegos
arribó la insondable hibris
y nadie escapa a la ironía de tal coincidencia
menos aún a su desencuentro
Fugaces se mostraron los astros pretéritos
(logran mantenerse siempre al margen)
separados por mil y un infiernos