30 nov 2017

Teoría de formas

Era un poco difícil distinguir entre sombras, ruidos y figuras esquivas en aquel lugar. A momentos quiso culpar a sus constantes resacas, impulsividad e incansables deseos de bailes que ya fueron. Sonaba de fondo una música extraña, posiblemente proveniente de las casas del otro lado de la carretera o de alguien que también estaba en el lugar. 
Seguía infatigable el camino no trazado entre aquellos árboles ajenos, entre ese suelo reseco, y la música era compañía en esta empresa tan engorrosa, carente de cualquier sentido racional. Pensaba que al menos faltaban un par de meses para la temporada estival, así que no debía preocuparse por la aparición de algún siniestro que fuera a boicotear el encuentro con lo que aún le era incognoscible.

¿Había alguna buena razón para salir todas esas mañanas? lo pensó y llegó a  concluir que no, no la había, pero ese fulgor extraño la seguía empujando desde aquella aurora. Ponerle nombre sería antojadizo; conceptualizarlo,  un riesgo académico que no le correspondía correr; ejemplificarlo lo haría parecer una fantasía empobrecida, y así seguía en esa búsqueda de formas translingüística que solo se materializaban entre las sobras, ruidos, y el cosmos figurativo de aquel bosque.

selvas

Las aflicciones se volvieron un arte difícil de manejar
nunca se dieron a las simplezas
no supieron definir en qué punto se unía Av. Rodelillo con Av. Providencia

Difícil fue recorrer el sendero al que se optó en contigencia
que terminó siendo necesario
aparatado de las apatía y de los devenires del mercado
las crianzas, los destinos y los ojos lejanos de quienes están lejos

apartado de las gentes que esperan colectivos atisbados en Eloy Alfaro o la conexión en Tobalaba


plegaria a los dioses tardos

no presionemos a los precavidos
de ellos es un purgatorio sempiterno

no soñemos en ser ávidos de sentimientos
de los emocionales es el reino del lamento

no pretendamos salvar a los fatigosos
a aquellos pertenece las revelaciones de los que ya fueron

excluyan mis propias pretensiones
arroguen en mí los brazos de lo ajeno

seamos cuan sabios
para que los poderosos se sepan ignorantes

seamos tan fuertes
como lo son las aves al asecho del curioso gato

seamos dejando de ser
porque el momento pasó y ahora en nosotros vive


sacad y secad
dejad solo lo inútil antes de su partida