18 mar 2014

No queda de otra que subirse al lomo de la vida

Se opaca el reflejo de estos mundos inventados en esperanza.

Se nublan los vaivenes venideros en las alas de pájaros que no se identifican a lo lejos, a lo cerca.

La razón viene a ser una y distinta,
ya no la reina.

Los signos del destiempo inmortalizan su atemporal persistencia al modo de la gran adicción,
realidad de su φύσις, la φύσις.

Plegaria al suelo,
afanes quejumbrosos.

Plegarias al tiempo,
queriéndolo en las manos,
teniéndolo en los sesos. 

11 mar 2014

Cuestiones de economía básica

Me confiscaron las acciones en el infierno
     congelaron mis cuentas en la tierra
          clausuraron mis tiendas en el cielo

Antes
     me cedieron tarjetas de avanzada
           me proporcionaron todo tipo de créditos
           sin mediar confianza o amenazas

Pobre y libre como me hallo
ya no pregunto por qué mis agiotistas me engañaron
     el banco me cedió prestamos
          el por qué quise habitar esos parajes para los que no fuimos entrenados

23 feb 2014

I, II y III

I
lo que hizo callar
lo que hizo masticar
con los dientes de un dinosaurio extinto
lo que hizo herir
te

II
voces gárrulas que captan el crepitar de los leños
lo que hizo que se desprendan de la falseada tierra
lo que hizo no abrazar
remar hacia la corriente
lo que hizo olvidar
te

III
je ne comprends pas
no entender
lo que hizo intelección
no saber
no amar
llamar


17 feb 2014

El arañazo

"Como cuerpos bellos de muertos que no han envejecido y los encerraron, con lágrimas, en una tumba espléndida-con rosas en la cabeza y en los pies jazmines-,
así parecen los deseos que pasaron
sin cumplirse; sin que ninguno mereciera
una noche de placer, o un alba luminosa." Deseos, C. Cavafis.




Cuando Magenta_ se acercó sin mediar saludo y con algunos minutos de retraso, se dio cuenta que al final de la jornada sólo le quedarían unas líneas que dedicarle para intentar retenerla.
Magenta_ no era tan alta como había pensado. Su belleza permitía contemplar esa indiferencia que a ella la había seducido el primer día en que le habló. Cierto aire de tristeza, unas cicatrices de su anecdótica caída, voz profunda y una seductora manía de morderse el labio al finalizar cada frase, hacían del devenir de Magenta_ esa tarde, todo y más.
Magenta_ era Agustina, la que quiso iniciar la conversación con el hábito de recriminarle a ella asuntos que le debiesen haber sido propios de seguir el camino deparado por su familia, ruta a la que había renunciado hace bastante según le confesó una de esas noches de desvelo frente a la pantalla.
Cuando supo que Magenta_ compartiría ese inhóspito espacio-tiempo, ella no dudo en sugerir el fin del anonimato que las refugiaba. Con ingenuidad no propia, ella pensó que las posibilidades de romper con el encanto se acercaban, que debía dejarla ir con el peso de la realidad. Se lamentaría sobre el recuerdo de Magenta_ la viajera, acaecida vida, carne. Se lamentaría porque así no era solución para el olvido, y ella ahí, sentada frente al tumulto nortino, la vio desaparecer. Aquel mismo tumulto donde Magenta_ la reconoció con facilidad unas hora antes, en ese mismo la vio tornarse su anhelo.
Magenta_ la despojó de su acostumbrada verborrea, al mismo tiempo que ella notó un cierto esfuerzo para que la ironía mermara a medida que acontecía la sinceridad del adiós, a medida en que los caminos ya trazados con anterioridad se mostraban como nuevos rumbos a los cuales ni Magenta_ ni ella pertenecían, pero a los que debían tender.
Sólo "Chao rubia" y se inclinó para besarle la mejilla. A ella sólo le cupo desearle buen viaje al momento en que sentía al rojo intenso de esos belicosos labios propinarle un arañazo a lo más profundo de sus recuerdos.
*** **
Magenta_, cómo dejo de autoconvencerme que tal vez, en alguna de las múltiples posibilidades de este mundo, nuestras vidas dejen de buscar para poder encontrarnos.

Magenta_, allá se pierde tu sombra, allá vas para librar tu batalla, yo sólo quiero correr para alcanzar a Agustina, aunque también sé, debo largarme.

14 feb 2014

Elucubraciones futuras

ya por un tiempo deberé prescindir de las manos
jugado a hilar momentos de alegrías estivales en un verano con olor a inmediatez y repetición

ya por un tiempo deberá hacer sus cosas, las que le son propias,
no conmigo en ruinas, colchones de espuma o rocas de ciudades desechas

ya por un tiempo saldrás de las sombras de esta nación perdida, niña,
alégrate
que tus manos quizás encontraran un mejor destino
o quizás su alegría sea volver a las dos piernas que esperan su abrigo cuando la estación haya pasado
y la realidad sea lo que nunca puso freno para dejar de ser

ya por un tiempo sabrás que las cosas importantes demoran en verbalizar dentro de mi

8 feb 2014

Aún no me voy

mis viajes serán definitivos en este universo de presentes perpetuos

los sueños que no vinieron a ser

harán su último acto en este mundillo eterno en su ahora

mis viajes serán contados en crónicas de otros
el cosmos que se ordena hic et nunc no da paso a lo que resta

a mis viajes no llegaran los tiempos escritos

en mi mochila no habrá lugar para diarios cuadernos hojas sueltas pensamientos

a mis viajes no llegará la historia la lógica la mediación la dialéctica la meditación 

en mis viajes el agua ya no limpia
los ríos corren curten enferman los errores futuros

de orilla a orilla en todos los mundos expiaré mis culpas esperando


28 ene 2014

El ejemplo de Mary Shelley

Nadie toma muy en serio los spams del navegador. Ella era de tomar en serio los asuntos más nimios. Ningún spam parece condecirse con la realidad, éste era real y con entrega en Pío Nono.

Fue simple: un click en el aviso, rellenar datos personales y bancarios. Recibir un código de orden, una dirección y un celular para hacer efectiva la transacción a eso de las 9 am. del día martes. Cuando lo hacía, no pudo dejar de recordar a Mary Shelley, a quien nunca había leído, pero por sobre la que supo a través de un artículo en la revista Ñ. Nunca llegamos a aclarar si era por la similitud con la historia de Frankenstein o por cargar con el corazón de su ausente amor. La declaración fue poco clara en este respecto.

Llegó un poco antes de lo pactado. Se sentó en la vereda, llamó para confirmar. No sabemos bien quién le contestó y qué le habrá dicho, pero unos minutos más tarde ella reconoció a un hombre de unos 35 años con apariencia de oficinista de esos que abundan en el centro, pero no en Pío Nono. El hombre hizo entrega del encargo y se fue sin parecer preocupado, ella quedó un poco confundida al ver el gran tamaño de la entrega, quizás pensando en cómo llevarlo a casa. Así lo relataron algunos testigos que a esa hora se encontraban en el lugar.

Al principio pareció agradarle la idea de tener a una igual compartiendo el mismo espacio, la misma solitaria vida, pero con el cambio de estación vino el cambio de parecer.

***

Amablemente los hice pasar, creo que mi cara no delataba ningún asunto, sintiendome extrañamente confiada en que me vería librada. Me hicieron una serie de preguntas por sobre la bulliciosa discusión hace un rato. Los vecinos habían llamado preocupados porque parecía estar sola y gritando, pidiendo auxilio. Lo negué todo, me desentendí, les ofrecí algo para beber, aceptaron. Hablamos de cosas triviales: sobre su trabajo, de como tenían que asistir constantemente a falsas alarmas, que era agradable tomar un descanso en medio de un día ajetreado, yo les respondía aquello que querían escuchar: que no había problema, que no tenía nada que ocultar y que era un placer tenerlos ahí para poder hacer de su tarde algo más ameno.

Mi corazón comenzó a sentirse agitado, mi mente nublada. No aguanté. Recuerdo haber gritado algo como "Cinco cuchilladas en el abdomen, cuando cayó, le pateé la cabeza". "Así no se vive, así no se vive", repetía mientras ellos abandonaban sus vasos y se me acercaban sigilosamente sacando sus armas, intentando controlarme. "Así no se vive, así no se vive. Nadie se aguanta a uno mismo multiplicado por dos".

***

De la nada comenzó a gritar. Se levantó abruptamente del sillón donde compartíamos. Balbuceaba, y entre esos balbuceos pudimos reconocer una confesión. "Así no se vive" nos dijo una y otra vez.