18 mar 2014

No queda de otra que subirse al lomo de la vida

Se opaca el reflejo de estos mundos inventados en esperanza.

Se nublan los vaivenes venideros en las alas de pájaros que no se identifican a lo lejos, a lo cerca.

La razón viene a ser una y distinta,
ya no la reina.

Los signos del destiempo inmortalizan su atemporal persistencia al modo de la gran adicción,
realidad de su φύσις, la φύσις.

Plegaria al suelo,
afanes quejumbrosos.

Plegarias al tiempo,
queriéndolo en las manos,
teniéndolo en los sesos. 

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